Me sentí como quien regresa de un largo viaje, en un gris oscuro y cerúleo. No tenía a mano ningún contacto de luz. Mi brazo estaba pegado a una via de catéteres y mi pulgar sujeto a una gafa luminosa que medía las constantes vitales. En las narices sentía el silbo de un oxígeno. No recordaba ni un teléfono, ni el de mis hermanos, ni mi móvil. Sólo un número en la mente (871525) me conectaba con mi casa. Afuera me aguardaban nombres concretos, en la sala de espera, en los mensajes del Facebook, en comunión de oraciones prometidas, pendientes de mi regreso… Y yo me sentía como “ab ovo”, regresando desde el huevo primordial. Recordaba que había temblado mucho, será la anestesia, como dolores de parto. Ni una ventana abierta, yo solo, desligado de todo… Con todas las relaciones suspendidas. Oigo una mujer que comenta que el Barça le ha metido 4 goles, después 5… Un cable del exterior, una llamada. En las montañas de Lluc está a punto de caer granizo, la primera aguanieve, como en la primera mañana de la creación… Repito: Salus infirmorum, ora pro nobis... ¡Hola, ya estoy aquí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario